Una de
las cosas que me ha llamado la atención en este mi nuevo destino, es que
comparativamente no parece haber muchos doctorandos: a la hora del café o de
comer, cuando la gente se junta en una sala común que hay para estos menesteres,
se echa en falta algo más de juventud. Y a tenor del eterno Consejo de anteayer
me enteré de por qué no había más: resulta que lo que nos tuvo tanto tiempo
liados (me enteré al 100 % a posteriori preguntando a los demás) era decidir
qué profesores podían presentar proyectos de tesis, un máximo de tres para todo
el Departamento, con objeto de que optasen a ser financiados por el servicio de
becas de la Universidad (optar, optaban; que después obtengan la beca no está
asegurado). Y hablando del tema a partir de aquí y comentando la situación
habitual en España, salió a relucir que en Francia más o menos las cosas andan
igual de regular en términos de financiación de contratos predoctorales,
peeeero, y ahí estaba la gran diferencia, aparentemente uno (desde hace “poco”,
alguna reforma que habría aquí) no puede hacer la tesis si no está contratado
como doctorando; ya sea con ayudas del Estado, de Europa o de la fundación X,
pero el caso es que uno no puede hacer la tesis viviendo de sus padres, o de dar
clases particulares, por poner el caso. Misterio de la escasez de doctorandos
resuelto pues. Y la idea de no dejar hacer tesis más que al que esté contratado
para ello… ¿otra cosa a exportar? Pues no sabría decir, pero la idea merece al menos ser considerada.
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