Sorpresa la que me llevé esta mañana al descorrer la cortina y toparme con este paisaje nevado: ya habían estado cayendo algunos copos sucios el domingo, pero mezclados con la lluvia y sin promesa de nada más. Ha seguido nevando durante buena parte de la mañana, pero lo que caían eran ya copos suicidas: la nieve se ha ido fundiendo a lo largo de todo el día, y al volver por la tarde a la residencia lo único que quedaba blanco ya eran los endrinos de los setos, velados de flores, y temblando asustados ante la posibilidad de que otra noche de éstas vuelva la nieve a asustar a las abejas y a comprometer sus casamientos. Dichoso invierno, ¡qué traicionero es!
No hay comentarios:
Publicar un comentario