Como con el vino bueno en las bodas de Caná, he dejado lo mejor del viaje de Madrid a París para el final... pero vais a tener que esperar un poquillo para que os lo cuente, me temo: tras decidirlo bastante sobre la marcha, este fin de semana vuelvo a verme con Álex, pero en Bélgica esta vez: subo en tren a Lovaina esta tarde de fin de semana, aprovechando que, desde aquí, no queda tan a desmano. Más historias que contaros en futuras entradas pues, consolaos con eso.
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