Llovía hace una semana en Lovaina, el domingo por la mañana, cuando salimos a recorrerla Álex y yo. Llovía, pero menos que ayer en Dijon, y en todo caso, aunque salga en las fotos el cielo siempre quemado (meses hace que la tengo, y aún no me he sentado a mirar las instrucciones...) y gotas de agua del objetivo, tengo que enseñaros un poco cómo es la bonita ciudad en la que se va a pasar el chico de estancia estos tres meses.
Bonita lo es, un rato largo, pues aunque los monumentos principales estén todos muy concentrados, las construcciones son en general muy armónicas y agradables de ver y pasear. Entre los monumentos destaca sobre todo el ayuntamiento gótico, protagonista de buena parte de las postales de la ciudad. Es curioso señalar que todas las estatuas de la fachada, de santos y notables locales, son un añadido muy posterior, pues datan del S. XIX.
Puerta con puerta con el ayuntamiento, compartiendo plaza, está la catedral de San Pedro; aunque resulta difícil mostrarla como merecería, porque no tiene "aire", está muy rodeada de edificios por todas partes. Por dentro además estaba en obras y no hubo mucho que se pudiese fotografiar.
De cualquier modo, al igual que en ciudades como Santiago o Salamanca, Lovaina "es" la universidad. Y si bien el edificio del Rectorado comparte espacio con los otros monumentos, el resto de facultades y residencias se esparcen por todos los barrios, llenando la ciudad de juventud.
Y entre las residencias destaca sobremanera ésta, el Gran Beguinaje. Los beguinajes, o beaterios, muy típicos del área flamenca, eran comunidades de mujeres, las más de las veces viudas, que sin llegar a ser religiosas vivían en comunidad en un ambiente de oración, y manteniéndose a través de distintos trabajos.
Tras sucesivos periodos de esplendor y decadencia, el beguijane ya abandonado de Lovaina, toda una pequeña ciudad intramuros, estuvo a punto de ser demolido para construir un barrio moderno, pero finalmente fue adquirido por la Universidad en 1964 y rehabilitado como residencia estudiantil.
Trescientos apartamentos en total repartidos en unas cien casitas, con sus callejuelas, plazas, jardines, pequeños canales y demás. ¡Lástima que ya no hubiese sitio cuando Álex buscó dónde alojarse...!
Y nadando en el canal de arriba éstos que creo son cachos Squalius cephalus; o tal vez no, que lo que sobran en Centroeuropa son especies de ciprínidos. Pero algún bicho había que meter en la entrada... ya la siguiente la dedicaremos por entero al campo.
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