domingo, 22 de abril de 2018

CreCiente

¡Hay que ver! Casi un año me ha llevado darme cuenta de lo que os voy a contar... supongo que es porque, como algunos ya sabríais, mirar al cielo, las estrellas, la astronomía y todas esas cosas me interesan bastante poco: todo lo que encuentro de interesante en la Tierra me resulta ajeno en esos mundos de Dios que, de tan lejos que están, es como si no estuvieran. Ha hecho falta que el cielo tremendamente despejado y estrellado de Mokala me llamase lo suficiente la atención como para hacerme mirar arriba y darme cuenta de que las formas de la Luna, creciente y decreciente, están aquí invertidas, de modo que aquí de mentirosa no tiene nada... Y ha sido gracias a que los alumnos se pusieron a buscar Orión que caí también en la cuenta de que, al contrario que lo que pensaba, el cielo nocturno que se ve aquí abajo no es por completo diferente del de arriba... cosas que aprende uno, entre el devenir del vuelo bajo de las lechuzas comunes y el resonar de los lloriqueos de los chacales... Este fin de semana, con los de tercero en Mokala, ha sido de lo más agradable; ya en las próximas entradas lo detallo.

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