¿Un mercadillo? Sí, pero mucho más que eso: ayer echamos la tarde en el Bloemskou, lo que a falta de otras con santo y verbenas podríamos llamar "la fiesta" de Bloemfontein.
El Bloemskou es de lo más variado. A mayores de muchos puestos de comida, tiene en la parte externa la parte de "feria" mensual o semanal: mercadillo de alimentos y productos de baratillo. Tiene además en varias naves cubiertas mercadillos de productos "de diseño", entendiéndose como tales las típicas cosas que se venden en la teletienda. A mí me recordó mucho a Expourense, a la que íbamos cada año siendo yo pequeño, a ver siempre los mismos expositores y a intentar convencer a mis padres de que me comprasen las cosas que todos los años, entre bañeras de hidromasaje y aparatos para cocinar al vapor, más me llamaban la atención: una especie de puzzles de bloques de madera unidos por elásticos para hacer figuras (esto es lo más parecido que he encontrado), y unos geles de colores para plantar en macetas transparentes.
Pero Bloem no puede ocultar sus orígenes y mentalidad eminentemente agrícola: buena parte de los visitantes son dignos hijos de su tierra, y buena parte de los expositores estaban dedicados a productos agrícolas (o de caza), a maquinaria o directamente a razas de ganado.
Y había también shows de caballos cuando fuimos, y en otros momentos del día o de la semana los hay también de otros animales. Y no había verbena ayer (aunque sí hay previstas actuaciones musicales de alto copete para otros de los días)...
... pero a cambio echamos también un buen rato en los cochitos. Y si ya da de por si impresión subir al barco vikingo o al saltamontes,mucho más cuando uno piensa en el mantenimiento que deben de tener encima las atracciones en este país donde tantas chapuzas mecánicas y de construcción veo cada día por la calle... pero hemos venido aquí a jugar, ¿no? O al menos, a pasarlo bien. Y a fe que ayer lo hice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario