Pues 108 fueron al final las ofertas echadas hasta encontrar plaza, como os decía ayer: no hagáis mucho caso a la numeración de la imagen, porque algunas no las llegué a echar, y de hecho la exitosa no sale; pero en cualquier caso da para hacerse una idea. Y ya que me habéis acompañado a lo largo del proceso, justo es que os cuente cómo es que ha terminado: fue a finales de octubre cuando recibí un correo del que en breve será mi jefe, Stéphane Garnier, del Departamento de Biogeociencias (Biogéosciences) de la Université de Bourgogne (Dijon). En él me decía que tenía un proyecto de investigación que iba a terminar, pero que su universidad convocaba una línea de ayudas para financiar ampliaciones de un año que tenía que pedir incluyendo un candidato postdoctoral en el equipo, que había sabido de mí situación por un amigo común y que si estaría interesado en que echásemos juntos la solicitud. Y bueno, cuando después de llamar infructuosamente a tantas puertas vienen a buscarlo a uno a casa... pues no vamos a decir que no, ¿no? Lo curioso (fijaos en la imagen de arriba, fijaos) fue cuando nos dimos cuenta de que en realidad "ya nos conocíamos", pues mi primera solicitud echada fue precisamente para participar en ese proyecto en su comienzo. Y no fui yo quien se llevó de aquellas el gato al agua, pero al final parece que estaba de ser que acabase asentando mis posaderas en Dijon... Total, que un mes más tarde recibí el correo con la primera confirmación basada en rumores de pasillo, y por fin algo antes de Navidad la confirmación oficial de que me esperan en Francia en unos días. Que cada vez son menos...
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