Entre los múltiples papeles que he ido preparando, o me quedan por preparar, para poder firmar el contrato el 1 de marzo, estaba el de tener un certificado médico que indicase que no padezco ninguna enfermedad incompatible con el puesto a desempeñar. Al médico fui pues esta mañana, a que me hiciera una exploración "de niño pequeño": saca la lengua, tose, respira fuerte, a ver el oído... y a que firmase que estaba todo perfectamente. No sé qué hubiera podido tener incompatible con sentarme todo el día, todos los días, delante de un ordenador; tal vez tendencia invencible a escribir idioteces por Internet. Menos mal que no vio el blog...
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