A tiro de piedra del mirador de los cuatro lagos, estaba el Hérisson ("erizo"), pequeño río famoso por su sucesión de saltos, paseando junto a los cuales echamos el resto del día.
Más vegetación centroeuropea: un arce menor Acer campestre, especie frecuente en el sotobosque. En España también lo tenemos, pero es menos abundante que su primo el arce de Montpellier A. monspessulanum.
Y una ramilla con frutos aún verdes de un carpe Carpinus betulus, otra especie centroeuropea (en España entra apenas en Pirineos por un par de valles navarros) muy frecuente y que me gusta mucho. Es una betulácea, como evidentemente los abedules, y el avellano, al que sus frutos recuerdan bastante.
Pero bueno, vamos con el río y sus cascadas, que era la gracia del asunto. El camino que seguimos recorre "siete", todas en origen supongo que naturales, pero algunas "reformadas" y reguladas con estructuras de cantería, tras haberse usado en su día para alimentar molinos o batanes.
Otras, sí, naturales. La verdad es que aunque no cayese mucha agual el panorama era bastante agradable.
Más plantas: una consuelda Symphytum officinale ahora, una de un prado que estaba lleno de ellas; especie tradicionalmente empleada en forma de cataplasmas para tratar golpes y quemaduras.
Vuelta al río: por tramos también discurría en llano, con el bosque, lleno de zorzales comunes y currucas capirotadas, muy cerrado sobre él y sobre el camino.
¡Y venga saltos otra vez! De los manejados, junto a las ruinas de un molino...
... y de los naturales también. Tuvimos bastante fortuna ambos días del fin de semana de coincidir con bastante poca gente en las rutas, de una porque con nuestros horarios sureños de comer y cenar, por ejemplo este domingo por la tarde nosotros empezamos a andar cuando ya buena parte de la gente se estaba marchando. Y el domingo además jugaba Francia en la Eurocopa, lo que debió de dejar también a bastantes domingueros en casa.
El último salto de la ruta ya, el más alto y espectacular de todos, aunque de lejos no lo parezca.
¡Y bichos también, claro está! Mis dos compañeras de viaje por ejemplo, a horcajadas sobre un hérisson...
Un gran caracol borgoñón Helix pomatia; os hacéis una idea del tamaño.
Por el medio, un río rápido de aguas aparentemente limpias, con mucha piedra y saltos, podríais pensar que debía de haber bastante mirlo acuático Cinclus cinclus, y estaríais en lo cierto. Este de la foto era un polluelo recién independizado.
Despido ya esta entrada, más abundante en fotos que en texto, con una imagen de un tritón palmeado Lissotriton helveticus en fase terrestre, mi segundo ejemplar de la especie :-) Y dejo para mañana otro herpeto que puso la guinda al viaje...
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