Los 101 départements franceses (lo que serían las provincias españolas) tienen todos nombres que reflejan sin más el accidente geográfico más reseñable de la zona, ya sea un río o ríos, un monte o cordillera, o una ciudad... ¿todos? ¡No! Uno de ellos se permite hacer alusión a una característica del terreno, sí, pero describiéndola en términos un tanto más poéticos: Côte d'Or, "cuesta de oro", el mío. ¿Y por qué ese nombre? Por el color otoñal de los viñedos plantados en todas las laderas orientadas al este de la región. Y con el otoño ya comenzado, a la búsqueda del paisaje epónimo (de este paisaje) nos bajamos ayer en tren Cefe y yo a Beaune, unos 30 Km al sur de Dijón, en pleno corazón de a Borgoña vitivinícola. ¿Y con qué nos encontramos?
... pues con que la vid de la primera foto de esta entrada era prácticamente la única que ya había mudado de color. En fin, culpa nuestra, de ser unos impacientes: la imagen que enlazo en el párrafo anterior está tomada a finales de mes. Pero claro, como tenemos metido en el cuerpo el miedo a que el otoño sea como fue la primavera, que entre semana hacía bueno y el fin de semana se ponía a diluviar, no podíamos dejar pasar éste, en que hizo casi sol.
Aunque al final acabó lloviendo un poquito y todo, vaya, ya veis las nubes. En cualquier caso, con lluvia o sol, y estando las vides verdes o doradas, nos dimos un paseo la mar de agradable.
Entre viñedos delimitados por muretes de piedra muy bien construidos, la mayor parte del tiempo, y también entre pinares de repoblación un tanto desangelados, y unas pocas manchas de boj. La verdad es que, viñedos aparte, esperaba que el recorrido atravesase zonas un poco más silvestres, o con un poco más de bosque que, éste sí, pudiese estar amarillo y lustroso para las fotos. Pero bueno, ya tendrá que ser en otra ocasión, y tal vez en otro lugar...
Poco bicho vimos, y poca planta curiosa también; con una Linaria vulgaris cierro la entrada, que es de las pocas flores que aún quedaban, y alguna habría que poner. Pero ¡hey! Más o menos plantas aparte, lo que cuenta es haber terminado con un mes de sequía campera. Y mejor aún, haberlo hecho en buena compañía, que se disfruta todo mucho más. A esperar la siguiente...
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