..."¿Cómo has menguado y has crecido, cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria?"/ "Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado."
Góngora
Si ya tradicionalmente las noticias suelen estar de lo más sesgadas, y tristemente a nadie le extraña que la prensa sea de todo menos objetiva, desde que tras las elecciones locales de 2015 el gobierno de Madrid pasó del PP a Ahora Madrid el nivel de parcialidad de las noticias municipales se ha vuelto de lo más disparatado: lo que antes era culpa de una, de la noche a la mañana es culpa de la otra. Una misma iniciativa en unos medios se alaba con términos que recuerdan al NO-DO y en otros se critica y ridiculiza de tal manera, que leer las noticias provenientes de cualquiera de los bandos no da sino vergüenza ajena...
Yo, desde la distancia y con una visión de la realidad forzosamente limitada, intento quedarme en el término medio, sin llegar a saber cuándo acierto y cuándo no. Pero sobre una de las últimas polémicas (tocamos a varias por día, de lo más peregrinas) sí me veo, no sólo con capacidad, sino casi con obligación de opinar, pues sé algo del tema y además me toca mucho la fibra: la restauración ambiental del Manzanares.
Introduzco brevísimamente el tema, para los no iniciados: si el hombre ha colocado las ciudades junto a los ríos desde tiempos inmemoriales, no es para que los ciudadanos se deleiten viendo gaviotas y garzas, sino para aprovecharse de ellos. Y siendo Madrid tan grande, y el Manzanares tan poquita cosa, pues el uso del río enseguida se transformó en abuso, y en el imaginario popular el Manzanares es poco menos que una cloaca raquítica. Cloaca que, a mayores, en su tramo urbano discurre canalizada y regulada por una serie de presas que el ayuntamiento abre y cierra a voluntad.
Como, pese a todo, algo hemos avanzado desde hace unas décadas, el Manzanares en realidad, y bien lo sabéis mis lectores, no está tan echado a perder como muchos madrileños piensan; y es que la naturaleza enseguida sorprende, levantando a cabeza a nada que se le dé algo de aire. Con esta idea en la cabeza, Ecologistas en Acción propusieron un plan de restauración del tramo urbano del río (disponible aquí) de lo más simple y potencialmente barato: dejar de meterle mano a las presas. Más en concreto, la propuesta invita a dejar permanentemente abiertas las compuertas entre la 4 y la 9, y a revegetar las orillas del río que no están encerradas entre hormigón, sino "sólo" entre bloques de piedra, esto es, entre el Puente de los Franceses y el Puente de la Reina Victoria (aquí podéis ver la ubicación de todas las presas y puentes). Lo mejor es que el ayuntamiento decidió hacer caso del plan, o al menos de su parte más barata, la de dejar sin más abiertas las compuertas; y así levan desde marzo...
...Como Alcalá y Salamanca tenéis, y no sois colegio,/vacaciones en verano y curso sólo en invierno.
Tirso de Molina
... y como el Manzanares no es de por sí un río especialmente caudaloso, pues el nivel inmediatamente descendió hasta sus valores naturales, que son más bien modestos a menos salvo en épocas de fuertes lluvias (antes, con las presas cerradas, como se ve en las fotos de la entrada que enlazo arriba, la profundidad del agua era bastante mayor). Ahora, a comienzos de otoño, el nivel de agua es mínimo (vamos, lo natural), y es cuando se ha armado la gresca: de repente resulta que el río era hace unos meses un paraíso lleno de fauna, y ahora no es más que "un cauce maloliente, lleno de mosquitos". Y de un día para otro han aparecido en Madrid ¡12.000! piragüistas que se han quedado sin dónde practicar (aunque el problema no venga precisamente por este plan).
Cualquiera que se asome hoy al río puede ver, con sus propios ojos, que cualquier parecido de ese charco de meados que nos describen con la realidad es pura coincidencia. Y los que no podáis asomarlo, podéis verlo en este vídeo de hace unos días. Con las presas abiertas, y pudiendo circular, el Manzanares ha pasado a ser, en vez de una sucesión de piscinas, ¡un río! ¡Cualquiera lo diría! Un río con sus remansos de arena y sus zonas rápidas, con sus plantas, que hacen que el agua baje algo más limpia, y con los bichos propios de los ríos maltratados, pero que siguen siendo ríos. Y sin mosquitos, por cierto, pues éstos sí necesitan para criar el agua estancada que había antes, y no el agua corriente que se lleva las larvas aguas abajo. No tiene tampoco, claro, las enormes carpas y peces gato que se veían antes boqueando en la superficie, entre las gaviotas que bajaban a bañarse: no cubre ya lo suficiente para ellas. Pero peces sigue habiendo, como se ve en el vídeo, y seguramente muchos más y más variados. La verdad es que parece mentira que, por una vez, haciendo tan poco, se haya conseguido tanto; y me daría mucha pena que la presión mediática y de muchos vecinos mal informados terminase haciendo recular a los responsables municipales, a los de ahora o a los de otro futuro gobierno de distinto signo. Para una cosa que se hace bien...
Qué ganas, de bajar en Navidad a ver gaviotas. De bajar a sacar fotos cuando vuelva a hacer calor.
Qué ganas, de bajar en Navidad a ver gaviotas. De bajar a sacar fotos cuando vuelva a hacer calor.
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