Siete de octubre, 445 aniversario de que a un soldadillo, que no sé si sospecharía que acabaría ganándose el pan como escritor, se le estropease el brazo en "la más memorable y alta ocasión" etc etc (tampoco vamos a marear a los moros estando las cosas como están); como la describe en el prólogo de la segunda parte del Quijote... "¿Segunda parte, dices?" Sí; y no te hagas el sorprendido, que tú igual que yo estudiaste que existía en Literatura Española. Lo que no acabo de entender es cómo la gente siempre recuerda del Quijote los tres o cuatro pasajes más socorridos*, que están todos en la primera parte; y no los de la segunda, que tengo para mí que aventaja con mucho a la primera. Lo pensaba ahora al releerla, cuando no hace mucho que terminé con la otra y de vez en cuando me sorprendía a mí mismo pensando que, con tanta historia intercalada, el libro se me estaba haciendo mucho más cansino que agradable; y eso que yo recordaba que "me había gustado mucho". Pero era cosa de esta seguda parte, ¡cuánto mejor es! Y ¡qué pena, ver a ambos caminando inconscientemente hacia el final ya conocido!
* Sí lo sé, vaya: es porque la historia de los molinos/gigantes y demás están al principio de todo...
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