Mediados de primavera en un bosque polaco, a la vera de un lago. Un grupo de doctorandos, en relativo silencio, recorre un sendero a la búsqueda de las especialidades ornitológicas del este de Europa. Se oye de repente el batido de alas potente, cada vez más cerca, de un grupo de aves; y de repente, volando a toda velocidad por debajo del nivel de las copas mientras esquivan habilidosamente los troncos de los pinos, aparece una bandada de... patos.
Estaba muy contento Álex la semana pasada con su nueva guía de aves; y con motivo, pues otra mejor no hubiera podido encontrar. Y al estrenarla en el campo este fin de semana, en que fue Andrea de visita, me llegó en un momento un wasap diciendo lo contentos que estaban tras identificar sus primeros goldeneye; que claro, la guía es buena, pero está en inglés. De todas maneras "ojidorado" es un nombre muy adecuado (además de muy de película) para un pato norteño la mar de bonito, que en España he visto sólo una vez: el porrón osculado Bucephala clangula. Entre otros rasgos interesantes que tiene, el porrón osculado es uno de los pocos patos que cría en agujeros: en agujeros de pájaro carpintero, en concreto; y de ahí la no tan sorprendente observación con que abrí esta entrada, de un grupo de patas que iba buscando dónde poder hacer la puesta e incubar, siempre con miedo a que una marta acierte a dar con el agujero.
Y ya por acabar: aunque no los cité en su momento en mi entrada sobre las cajas nido, al igual que otras muchas especies de aves trogloditas, estos patos aceptan encantados los sustitutos artificiales. Debe de estar curioso eso de tener una caja nido con patos en un árbol del jardín... y poder ver a los pequeños "suicidas" saltando detrás de su madre al poco de nacer, camino del agua. El mundo está lleno de cosas curiosas, la verdad.
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