"Les Laumes - Alésia", que así se llamaba la estación de tren desde la que Cefe y yo nos dimos una buena caminata el pasado domingo, disfrutando del campo y el monte, vestidos de otoño.
La primera mitad del nombre le viene a la estación del pueblo de Venarey-Les Laumes. En las calles, vacías de gente, como todos estos contorno los domingos por la mañana, eran los pitos reales Picus viridis los únicos que con sus risotadas animaban algo el ambiente. El pito real europeo se distingue fácilmente del ibérico P. sharpei, ése que tanto abunda en los parques madrileños, porque el negro le cubre todo el contorno del ojo.
Paralelo a grandes rasgos al curso del Brenne en esta zona de Côte d'Or, el canal de Borgoña atravesaba también el pueblo, permitiéndole hacer lo propio a unas cuantas pequeñas gabarras de movimientos perezosos. Buena parte del interior francés tiene un relieve muy suave, lo que permite que estos canales, como pequeñas carreteras acuáticas, tracen una red a lo largo y ancho del país.
Cruzado el canal, enseguida empezamos a subir algo en altura (sólo algo: la "montagne" tenía apenas 400 m snm), entre retazos de bosque y prados llenos de vacas charolesas, la especialidad de la región.
Y haciendo compañía a las vacas, e intuyo que cazando topillos unas y otros, contamos un buen número de garzas reales y busardos ratoneros.
Y en subir y bajar la colina, se nos fue media mañana. Eso, por lo que toca a Les Laumes; tirando hacia el otro lado, y encaramado en otra elevación, está el pueblo de Alise-Sainte-Reine. Alise, Alésia... costó mucho dar con el emplazamiento del lugar concreto, por largos años olvidado...
... pero finalmente parece que las excavaciones arqueológicas vinieron a confirmar que sobre el cerro de la foto se hallaba el antiguo fuerte de Alesia, último foco de resistencia galo frente a los invasores romanos. Sobre el mismo una estatua de Vercingétorix, de modestas dimensiones, vigila eternamente el emplazamiento del campamento enemigo...
... donde (al fondo en la foto) una serie de reconstrucciones históricas y un centro de interpretación instruyen al visitante, no sé yo si con mucha parcialidad, sobre los hechos aquí sucedidos.
Y despedimos a la vez, día y entrada, tomando la misma ruta que según Cefe (en la foto) tomó en su momento Julio César para volver a casa, pues bien sabido es que cualquier camino que siguiera habría de llevarle allí.... y hay que ver, ¡cómo me chincha que los chistes buenos se le ocurran a los demás!
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