Junto a la puerta del despacho del que apenas salgo estos días (de ahí el poco caso que os hago) hay colgado un mapa similar a este con los tipos de vegetación de Sudáfrica; si me apuráis aún con más colores. A simple vista ya se ve que, si bien la zona centro del país, donde vivo, se ve bastante homogénea (en el mapa, y sacando la cabeza por la ventana), a medida que uno se va acercando a la costa sur el mapa se llena de parches. Y esos parches teóricos os aseguro que se corresponden con lo que uno ve en la realidad.
El "Great Escarpment" (Gran Risco), del que la cordillera de los Drakensberg al este es la sección más conocida, limita la meseta central sudafricana. Hacia el sur va perdiendo altura a base de pliegues y más pliegues paralelos, casi como un cartón ondulado, el "Cape Fold Belt" (el Cinturón de Pliegues del Cabo). Y en esa zona, que merced a tanto capricho geográfico y al clima alberga una diversidad de vegetación excepcional, pasamos los tres primeros días de nuestro muestreo.
Si bien la vegetación propia del entorno de Grahamstown, ciudad universitaria donde dormíamos, muy agradable y animada (tanto que hasta burros y vacas había por las aceras, comiendo directamente de las papeleras), es el "Albany thicket"; las granjas cercanas al río Great Fish, que cruzábamos constantemente a lo largo del día, presentaban una vegetación de aspecto mucho más desértico. Pasamos literalmente kilómetros y kilómetros de masas de "cactus"...
... que resultaban luego no ser tales sino masas de euforbias que, enfrentadas a las mismas presiones ambientales, evolucionaron hasta adaptar morfologías muy similares a las de sus lejanísimos parientes americanos.
Y la verdad es que en algunas especies el parecido resultaba realmente notable. Son muchas las euforbias (género que incluye otras especies tan distintas como la flor de Pascua, o las humildes lechetreznas europeas) que en África (incluidas las islas Canarias) han adoptado esta peculiar y espinosa morfología, llegando algunas a crecer como arbolillos de varios metros de alto.
En realidad también hay cactus de verdad en Sudáfrica, pero como especies invasoras. A lo largo del muestreo nosotros nos las vimos y nos las deseamos sobre todo con una especie de chumbera de tallos cilíndricos en vez de aplanados, Opuntia aurantiaca, que a la que uno se descuidaba se llevaba una desagradable caricia en las piernas.
En realidad también hay cactus de verdad en Sudáfrica, pero como especies invasoras. A lo largo del muestreo nosotros nos las vimos y nos las deseamos sobre todo con una especie de chumbera de tallos cilíndricos en vez de aplanados, Opuntia aurantiaca, que a la que uno se descuidaba se llevaba una desagradable caricia en las piernas.
En otras zonas (sería por el suelo, por la cantidad de agua... no sé), la degradación del matorral de Albany no devenía en matorrales de euforbias, sino en masas más o menos cerradas de aloes arborescentes de varias especies, que imagino deben de formar todo un espectáculo cuando florezcan a la vez en pleno invierno austral.
Por tener teníamos hasta bosques "de verdad" a orillas del Great Fish: el bosque subtropical de las costas sudafricanas del Índico, que alberga muchas especies de aves y otros animales exclusivas, comienza a crecer aquí y se va volviendo cada vez más dominante cuanto más al este y al norte.
A propósito de este río, y de los verdes paisajes de la entrada anterior, me gustaría comentar una curiosidad: el Great Fish es un río grande, permanente; pero muchos de los ríos del interior del país son de cauce más bien efímero, y es ahora en verano, en la estación lluviosa, cuando deberían bajar con agua. Pero estaban todos secos, a pesar de las tormentas que se suceden con regularidad cada tarde. Aparentemente antes llovía más "a la gallega", de forma continua, con los cielos cubiertos; pero cada vez las lluvias llegan más en forma de tormenta. Tormentas que empapan la tierra y riegan las plantas, y por eso uno ve todo verde en derredor, pero cuya humedad seca luego rápido el sol que brilla de continuo, por lo que el agua no llega a los ríos. Aquí en Bloemfontein vamos camino de la estación seca, y a tenor de los avisos municipales no parece que las reservas de agua se hayan enterado de que hemos pasado la húmeda... a ver qué tal pinta este invierno.
A propósito de este río, y de los verdes paisajes de la entrada anterior, me gustaría comentar una curiosidad: el Great Fish es un río grande, permanente; pero muchos de los ríos del interior del país son de cauce más bien efímero, y es ahora en verano, en la estación lluviosa, cuando deberían bajar con agua. Pero estaban todos secos, a pesar de las tormentas que se suceden con regularidad cada tarde. Aparentemente antes llovía más "a la gallega", de forma continua, con los cielos cubiertos; pero cada vez las lluvias llegan más en forma de tormenta. Tormentas que empapan la tierra y riegan las plantas, y por eso uno ve todo verde en derredor, pero cuya humedad seca luego rápido el sol que brilla de continuo, por lo que el agua no llega a los ríos. Aquí en Bloemfontein vamos camino de la estación seca, y a tenor de los avisos municipales no parece que las reservas de agua se hayan enterado de que hemos pasado la húmeda... a ver qué tal pinta este invierno.
En cualquier caso, lo que nosotros íbamos buscando era las zonas más secas de entre las secas, allí donde la vegetación aparecía dominada por pequeñas matas de plantas de hojas carnosas: los primers trazos de karoo suculento, el bioma dominante de la costa oeste sudafricana.
Y buscábamos este ambiente porque las masas de mesembriantemo, con su aspecto a medio camino entre mata de tomillo y uña de gato, y flores de margarita (lo del centro de la foto no; eso con forma de anémona o de estrella de mar es otro tipo de euforbia, otra más...), que dominan en ese ambiente, son el alimento favorito del bicho que pretendíamos muestrear. Que ya quedará para la siguiente entrada...
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