A "las fiestas" a que fuimos el fin de semana pasado les faltaban un par de componentes fundamentales: una buena orquesta, claro, y una buena banda. Mas dejándome llevar por el son de clarinetes y trombones, salí esta mañana de la facultad para darme de bruces con que la banda nos la habían traído a las puertas de casa; ¡menuda alegría!
Pero una banda integrada no por presidentes de la Deputación, sino por militares del ejército de Sudáfrica, venidos no sé si de la base aneja al campus o de allende el Free State. La banda se marcó varias canciones de Queen, algunas piezas clásicas como Barras y Estreeeellas, e incluso tenía un cantante que, mirando al suelo muerto de la vergüenza, se marcó también airoso algunos temas. Pero (siguiendo con alusiones a Los Simpsons), la banda tenía una agenda (no demasiado) oculta, y se marcó también un Yvan eht Nioj: cuando habían congregado suficiente público, empezaron a glosar las bondades del ejército, donde "hay un sitio para todos nosotros". Bien puede ser... Me llamó la atención en todo caso que una banda como esta tocase en la Universidad, y que muchosestudiantes respondieran entusiasmados a las peticiones de "¡un aplauso para el Ejército de Sudáfrica!", cosas que se me harían impensables en España. La valoración... me la guardo para mí.
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