jueves, 24 de mayo de 2018

Reclamando ayuda

Acabé la entrada del lunes diciendo que añadiría algo más sobre los reclamos: ahora es el momento. Justo hace una semana, me envió "alguien" un correo diciendo que en su día se había comprometido a escribir una nota breve para una revista con una revisión sobre cómo el uso de reclamos por parte de los observadores afectaba a las aves silvestres. Y que le pillaba el torno, y que si "no me importaría" escribirla yo. Claro que sí, guapi... Ea, al menos el encargo me sirvió para aprender algo, no hay mal etc. Aprendí que en realidad apenas hay trabajos realizados sobre el tema, y lo poco que hay más bien es información "entre líneas": información obtenida de trabajos, por ejemplo de etología, que usan reclamos para conseguir otras cosas, pero no con el fin último de ver qué pasa al usar los reclamos. Casi todos los puntos justificando su uso o en contra del mismo se basan en opiniones de aficionados. Están de un lado los que creen que poder enseñar a un grupo grande de gente una especie muy bonita, pero esquiva, ayuda mucho en la educación ambiental; y que justifican que llegar, besar el santo (usar el reclamo) y marcharse perturba menos el medio natural que llegar y echar todo el día de un lado para otro buscando al bicho en cuestión, interfiriendo potencialmente con los nidos y demás. De otro lado están los que se quejan de la agitación innecesaria que claramente se ve en las aves que acuden a pelearse con el invasor invisible, o los que han visto cómo algún depredador aprovecha que está el pájaro distraído con el reclamo para adobarse el desayuno; amén de a los que simplemente disgusta introducir todavía más elementos artificiales en el disfrute de la naturaleza. No tenía mucho espacio para explayarme en el artículo y lo cerré comentando que, dado que por lo poco que se sabe parece que usar reclamos en el mejor de los casos es inocuo, y que ya bastantes barbaridades se hacen cada día en el campo, mejor evitarlo. Desde luego tacharse el chotacabras pecoso como me lo taché el sábado pasado me da más vergüenza que orgullo...

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