Aquí en el blog no lo he comentado tanto, pero por wasap y correo electrónico he dicho a la gente tantas veces que "a ver si/ya voy a empezar el laboratorio" que se estaba convirtiendo ya en una especie de remedo del cuento de Pedro y el lobo, y muchos no se han creído que ayer, realmente, estuviese de verdad en él. Yo el primero. Pero sí: tras una jornada extenuante, Maliki (un doctorando de Mdu que vive normalmente en Pretoria) y yo conseguimos extraer la friolera de cinco muestras (de 250). Por cuadruplicado además. Y eso que al menos tiramos de kit, que lo hace todo mucho más rápido. El problema es que, como estamos trabajando en un laboratorio de la Facultad de Medicina donde también trabajan con patógenos humanos, hay toda una serie de protocolos de seguridad y limpieza que tenemos que cumplir a rajatabla para que nos dejen trabajar ahí y que nos consumen mucho tiempo; cuatro veces más o así del que echaríamos en una facultad de biología cualquiera. Tanto tiempo, tanto tiempo... que cuando por fin terminamos nos habían encerrado. Y nos llevó un buen rato encontrar alguien que no se hubiese ido aún, para sacarnos del laboratorio primero, y de la facultad luego. A ver si vamos haciendo mano y conseguimos duplicar el ritmo sin tener que saltar después por la ventana...
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