En este país donde los que pueden se inflan a carne y cerveza en las barbacoas, y los que no pueden basan su alimentación en pan de molde y patatas fritas, se ven bastantes barrigas generosas, y gente quejándose de la pesadez de estómago. Me acordé de ellos al leer hace unos días uno de estos clickbaits de "las diez especies más extraordinarias del año". La mayor parte no me llamó mucho la atención, la verdad, pero hubo una que sí me hizo quedarme pasmado un rato: el Nymphister kronaueri.
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Me enorgullecí bastante tontamente de saber identificar el escarabajo al verlo como un histérido (reminiscencias de la colección de insectos que tuvimos que hacer en 4º, que para poco más sirvió). una familia de escarabajos carnívoros que depredan sobre organismos descomponedores, y que se encuentran con frecuencia entre la madera muerta, o en heces o cadáveres... o en asociación con hormigueros, como este que nos ocupa. El problema es que el Nymphister se ha especializado en moverse junto con las colonias de hormigas legionarias, que recorren la jungla sin rumbo fijo a la caza y captura de sus presas, y que cuando se asientan en un lugar construyen un refugio temporal con sus propios cuerpos. Para evitar quedarse atrás cuando la colonia se mueve, este escarabajo se sube de polizón al cuerpo de las propias hormigas, agarrándose con sus mandíbulas al pecíolo del abdomen... Lo que me gustó no es tanto la foresis en sí, de la que ya he hablado más veces, sino que el escarabajo imita a la perfección el aspecto del abdomen de las hormigas que se lo llevan, de forma que parece que estas tuviesen dos culos. Seguro que más de una decide comer menos la próxima vez...
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