Un área bastante abierta de la ladera norte del Botánico de Pretoria, donde moviéndose de áloe en áloe me encontré al tejedor de la entrada anterior. y donde a nada que uno se descuide asusta las pintadas (¿las veis, en la foto?), que salen volando y gritando, y espantando las aves en que uno está interesado. Y la arquitectura del Herbario Nacional (el edificio de la imagen) no es que sea tan entretenida... Pero si se quedan calladas puede uno acercarse con cautela a las otras aves lo suficiente como para sacarles fotografías medio decentes.
Un alcaudón fiscal Lanius collaris. Me resulta extraño mezclar esta especie con lo de "con cautela" que he escrito arriba, pues en Bloemfontein estos alcaudones son de las aves de jardín menos temerosas. Pero encuentro los pajarillos comunes aquí en Pretoria mucho más huidizos que allá en el Free State, no sé por qué...
El drongo ahorquillado Dicrurus adsimilis este no me dejó acercarme apenas, pero no sé si en Bloemfontein son menos miedosos... porque allí no los hay. O no los he visto, mejor dicho, que la guía sí lo menciona en casi toda Sudáfrica. Aunque sí es verdad que cuando los vemos en el Kruger suelen dejarse acercar bastante más... Hasta anillamos uno en noviembre y todo; me sorprendió que era la mar de ligero, todo pluma (muchos pájaros en mano resultan ser así, pero este especialmente), y que las patas vistas de cerca me parecieron palillitos enclenques.
Este en cambio no tenía nada de desconfiado, y le saqué varias fotos a nada y menos de distancia. Es un papamoscas fiscal Melaenornis silens, así llamado porque como veis (aunque los veis de frente a los dos, y no se aprecia demasiado bien) su plumaje es idéntico al del alcaudón. Supongo que debe de ser algún tipo de mimetismo batesiano; imagino que los alcaudones deben de ser agresivos si te acercas a su nido o intentas capturarlos, mientras que estos papamoscas son unos cachos de pan. Pero el colorido pío en realidad se lleva mucho entre las aves africanas, incluyendo, curiosamente, la especie de críalo que suele parasitar esta especie (y al alcaudón, de hecho): el críalo blanquinegro Clamator jacobinus. Uno que aún tengo pendiente, por cierto... vi "uno" en el Kruger en noviembre, pero no pude verlo lo suficientemente bien como para saber si era ese o su primo el críalo listado C. levaillantii... y los dos no volverán por aquí hasta el verano que viene. Vaya, me da que me pillará algo lejos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario