lunes, 3 de septiembre de 2018

Shaná Tová!

Cerca de un día ha pasado desde que ayer por la tarde salí de Barajas; 24 horas en las que seguramente he dormido menos de lo que me va a llevar escribir esta entrada: es lo que tiene, coger un vuelo nocturno en una compañía de bajo coste; y que además sea u vuelo heminocturno, pues a las cuatro y media cananeas (aquí tenemos una hora más que en España) aterrizábamos en Tel Aviv. Tenía bastante curiosidad por sentir en carnes propias las atenciones del tan cacareado servicio de vigilancia fronteriza de Israel, pero el funcionario encargado miró mi pasaporte, lo selló, y a otra cosa mariposa. Nadie que me hiciese preguntas acerca de para qué quiero tanto telescopio y tanta cámara, nadie que (como leí en el report de un viaje ornitológico) me preguntase especies de la guía tapándoles el nombre, para ver si realmente vengo a mirar pájaros... una decepción en toda regla.
Tras poco rato de espera legó a buscarme Ron (el doctorando que tenemos en mi grupo de investigación actual) que venía de pasar el fin de semana en casa de sus padres, y ya de paso me bajó, con total comodidad. En poco menos de dos horas de acelerones, adelantamientos imposibles, bocinazos, y en general un bonito despliegue de conducción semítica, cambiamos el calor pegajoso de Tel Aviv por el calor, a secas, de Sde Boqer. Me recibió un campus cuyo aspecto externo semidesértico (y no solo por el paisaje; es que aquí solo vienen alumnos de máster y doctorado) y polvoriento ocultaba unos interiores la mar de cómodos y modernos, y un apartamento que me facilita alquilar la universidad para que sea mi casa el tiempo que me quede aquí. comí gratis, además: celebraba la escasa comunidad universitaria de este campus un pequeño tentempié por el año nuevo judío, y tras unos discursitos en hebreo pude mover el bigote a costa del contribuyente. A ver si mañana se celebra algo también...

1 comentario:

  1. No suena nada mal esa llegada... a pesar de los minutos de sueño... Lo del examen de aves habría sigo muy gracioso, qué pena! Jajajaja! Un besazo y mucha suerte!

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