lunes, 10 de septiembre de 2018

Una semana de socializar

Primero de los dos días festivos de Año Nuevo, que coincide con mi aniversario semanal en Israel. ¿Es síntoma de empezar a estar instalado el que hoy haya hecho la colada y limpiado el apartamento? No sé; es síntoma de que estoy vivo y "funcional", por así decir, y bastante es...

 Síntoma de estar instalado podría serlo el tener ya un hueco en el despacho: ayer domingo, que era medio laboral medio no, me pasé por mi vacío despacho para despejar la que será/es mi mesa de cachivaches, limpiarla, y ya que estaba echar allí la mañana, que me centro más que en casa. Muchos me habéis dicho que "qué sitio más pequeño", o similar; no sé, llevo más de diez años acostumbrado a trabajar en sitios así. Y la silla seguramente sea con mucho la mejor que me ha tocado...

Ayer por fin conocí también en persona a mi jefa; no había estado a lo largo de esta semana porque le coincidió con un congreso en Alemania. Me invitó a cenar a su casa; vive también en el pueblo. Una primera toma de contacto cordial, sin entrar en profundidades científicas, de la que me llevé dos gratas sorpresas:

 Una, ver que sus chiquillas me habían puesto una pancarta de bienvenida en la puerta de casa. Otra, descubrir que su marido era un gran pajarero, que me incluyó en un grupo de Whatsapp local de observadores (ea, otro círculo social más) y con el que me pasé hablando buena parte de la velada de qué especies me gustaría ver...

Ah, y un pequeño regalo extra, mi primer herpeto en este país: un "sapo verde" que aparentemente se deja caer cada noche por la minúscula charquita que tienen en el jardín. Todo lo que cuando yo era un crío eran sapos verdes, se ha ido dividiendo luego en varias especies, y no está aún claro si los ejemplares como este del sur de Israel pertenecen a la especie de Oriente Medio (Bufotes variabilis) o a la del norte de África (B. boulengeri). Pero se apellide como se apellide, me pareció un bicho bien majo.

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